Publicado por: Prof. Yrys Camacaro de Izarra
El
aprendizaje colaborativo se presenta como una alternativa (en tanto metodología
dinámica, participativa, de construcción social de la personalidad) en el uso
compartido del conocimiento, en el derecho de todos a aprender de todos, en el
valor de los sentimientos. El aprendizaje colaborativo hace posible que la
igualdad de derechos se convierta en igualdad de oportunidades, pues permite
descubrir el valor de trabajar juntos, privilegia entre los estudiantes el
respeto, la tolerancia, el pensamiento crítico y creativo, la habilidad de
tomar decisiones, la autonomía y la autorregulación. Por lo tanto, el
aprendizaje colaborativo se puede considerar como un modelo educativo innovador
que propone una manera distinta de organizar lo que sucede en el aula e implica
agrupar a los estudiantes en equipos pequeños y heterogéneos, para
potenciar el desarrollo de cada uno de éstos con la colaboración de los demás
miembros del equipo.
La aplicación del aprendizaje colaborativo en el aula presenta cierta
resistencia entre los estudiantes, y de manera enfática entre los más
aventajados, porque están acostumbrados a involucrarse en una lucha de
ganadores y perdedores en la que quieren ser siempre los mejores, y en los
alumnos no aventajados porque no creen que tengan posibilidades de éxito; ambas
situaciones competitivas desarrollan una interdependencia negativa en el logro
de sus propósitos de aprendizaje. Los estudiantes también prefieren
trabajar de manera individual, en sus propios objetivos de aprendizaje; sus propósitos
nada tienen que ver con lo que hagan los demás y, de igual forma, los
propósitos de los demás nada tienen que ver con él; ésto es consecuencia lógica
de la cultura del individualismo que suele predominar en el entorno educativo.
Referencia:
Kagan, S. (1994). Cooperative learning. San
Clemente: Resources for Teachers (Traducción)
Muy oportuno este documento publicado en G+ de Miria, Guerrero
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